Posts etiquetados ‘Berta’

Imagen…míos y ajenos. El miércoles pasado, 23 de mayo, estuve en la presentación del libro de Cristina Verbena «El baile de la tarántula» en «El pequeño teatro de los libros», una librería de Zaragoza donde es un placer contar cuentos. Chus Juste, una de mis bibliotecarias de referencia, hizo de maestra de ceremonias. Creó una red, una tela de araña, de afinidades y afectos que nos envolvió a todos: al libro, a la autora y a todas las personas que asistimos a la presentación. Hasta bailamos una tarantela. El libro merece el baile, la red y la celebración: es una belleza, absolutamente recomendable. Si quieres ver algunas imágenes del texto, ilustrado por Rebeca Luciani, entra en www.lafragatina.com. Vale la pena.

Este jueves 31, en la Feria del Libro de Madrid cuento «Berta» (y otras historias), invitada por la editorial Oxford que hace un par de años lo publicó. «Berta» lleva ya tres ediciones. Y sigue siendo para mí todo un placer contarlo.

ImagenDe paso, recorreré ese mar de historias que es la Feria del Libro. Me darán, como siempre, unas inmensas ganas de comprar mucho, no compraré casi nada, y me limitaré a pasear entre casetas tentadoras.

Cuánto se escribe. Me da vértigo pensar en todos los libros que no leeré, en todas las historias en las que no me sumergeré. De pequeña era uno de esos abismos que me empujó a hacer listas. Listas retocadas una y mil veces de libros que tenía que leer. No creo haber conseguido leer todos los libros de ninguna lista. Pero las sigo haciendo. Con ellas, el abismo se hace más manejable, hay un lugar por donde empezar, un hilo del que tirar…

Una de mis imágenes del infinito es la de una biblioteca en la que están todos los libros que no he leído. Esa imagen (junto a la de la Feria del Libro de Madrid y mi enorme pereza) me convenció de que era absolutamente innecesario que yo escribiera. ¡Con lo que me quedaba por leer!  Terminé traicionando esa convicción. Y de esa traición es producto «Berta». Una historia que a fuerza de ser contada y en un arranque de vanidad, decidí escribir. No me arrepiento. La criatura me ha dado hasta ahora sólo placeres.