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Comencé la temporada haciendo algo que nunca había hecho: el crooner Javier Botella confió en mi para trabajar juntos. He sido algo así como su coach. Un placer.

El 29 de septiembre volví a Perú. Llevaba 11 años sin ir y el reencuentro ha sido estupendo. He trabajado mucho, he estrenado un cuento y comenzado a probar una sesión nueva: «Cuerpos extraordinarios».  Además, he conocido a gente linda: Silvia, Luz, Richard, Cadu, Warley, Ina, Gary, me he reencontrado con gente querida, he visto espectáculos hermosos… participar en el Festival «Déjame que te cuente» invitada por mi amiga Marissa ha sido un placer que he combinado con un seviche espectacular en el Cantarrana de Barranco, causa limeña en casa de Nelly y Pepe y un delicioso pisco souer en la Rosa Náutica.

Llegué a Madrid y casi directamente entré en la sala de ensayos, estábamos en las previas de «Cáscaras vacías» que vuelve a la sala Princesa del María Guerrero. Y allí estará hasta el 12 de noviembre.

El miércoles 18 de octubre Nilo Gallego y yo volvimos al CA2M para hacer el taller ruido y ciudad. Niñas y niños participantes volvieron a maravillarnos con sus definiciones de ruido y de ciudad: «un ruido es para jugar», «la ciudad es un lugar para ser felices».

Este sábado 21, David Blanco y yo hacemos en Móstoles «Otra gente», cuentos contados oralmente y en lengua de signos. David y yo estamos jugando juntos. Como una niña y un niño que se encuentran en una fiesta de cumpleaños y no quieren que sus papás vayan a buscarles.

El inicio de la temporada está siendo así: variado, placentero, amoroso. Lleno de encuentros y reencuentros. Hago cosas que sé y cosas que no he hecho nunca. Estoy contenta con este comienzo. Sí, me dirán, pero también habrá cosas malas o negativas o irritantes ¿verdad? No voy a decir que no, pero esas ¿para qué recordarlas? A lo mejor otro día. Hoy no quiero.

 

Barcelona y las hadas

Publicado: diciembre 15, 2014 en Uncategorized
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Estuve este fin de semana en Barcelona invitada por Martha Escudero para contar en el Harlem y hacer un laboratorio. Disfruté muchísimo del trabajo y salí de la ciudad contenta. Conté algunas historias que están en proceso y las sentí crecer gracias al público entregado del Harlem, y en el laboratorio Martha, Ignasi, Pilar y Alicia fueron colaboradores generosos en los experimentos que propuse. En una entrada sobre Barcelona del blog que compartí con mi amiga Marissa Amado cuando las dos éramos Palique, anoté que Richard Burton la menciona en su maravillosa «Anatomía de la melancolía» y comenta el avistamiento de hadas: «se las ha visto comúnmente cerca de esa ciudad, por fuentes y colinas.» Lo he recordado porque Martha, maravillosa anfitriona, en uno de los paseos que hicimos me habló de hadas. Ahora pienso que era natural que me hablara de ellas, porque vive en Barcelona. Y por lo que me dijo, sospecho que conoce alguna, (tras recordar la información científica que proporciona Richard Burton, me parece obvio). En la función del Harlem, y tal vez esto no sea mera casualidad, referí la historia de una de las más famosas hadas: Melusina, la mítica fundadora de la dinastía de los Lusignan. Su marido Remondín, tras perderla, confesó su perjurio al mismísimo papa de Roma y al regresar de su peregrinación, cuenta Jean d’Arras que «llegó a Barcelona, y se albergó en una buena hostelería; allí estuvo tres días visitando la ciudad que le pareció muy hermosa.» La historia añade que, para purgar sus pecados y llevar una vida santa, se quedó de ermitaño en Montserrat. Será por todo esto o quizá por motivos que tienen que ver con otras formas de manifestarse de lo mágico y lo maravilloso, como el cariño de los amigos, los buenos momentos compartidos o la belleza de algunos lugares, que siempre que me voy de Barcelona me voy pensando en regresar.

…»la imagen de una persona célibe, imposible, gratuita y delirante, es decir: un artista portátil, o, lo que es lo mismo, alguien a quien uno puede llevar tranquilamente a cualquier parte.»

«Sólo buscaban viajar contándose historias.»

…»no tener un sistema que proponer, sólo un arte de vivir.»

«Mas que artistas, que suena hueco y pomposo, somos artesanos, es decir, gente que hace cosas.»

Es así, exactamente así, como me siento haciendo mi trabajo. Esto de contar historias es un oficio de artistas portátiles, artesanos y artesanas, gente que viaja contándose, contando, historias. ¿Qué mejor aspiración que la de ser considerada alguien a quien se puede llevar tranquilamente a cualquier parte?